Uno de los lugares de concentración fue el estadio, desde donde una de las caravanas avanzó entonando estribillos en favor de Evo y del proceso.
Marchistas controlados por lista, denuncias de que funcionarios fueron obligados a dejar sus fuentes de trabajo para asistir a la movilización y hasta insultos, fueron los rasgos que caracterizaron a la multitudinaria caravana masista que se apoderó ayer de la plaza San Francisco para proclamar al presidente Evo Morales.
Un grupo de al menos 700 personas fue convocado por el presidente de la Federación de Juntas Vecinales (Fejuve) de La Paz, Jesús Vera, en el estadio Hernando Siles. La dirigencia de esa organización esperaba que otros afines llegaran al lugar para que la movilización parta hacia San Francisco.
En el lugar se observó que algunos dirigentes se encargaron de tomar lista a los presidentes de zona. “¿Te hiciste anotar? Yo me hice anotar, que te anoten”, le animó una mujer a otra.
Los presidentes zonales se agruparon alrededor de una persona que los llamó. Luego, levantaban la mano para pronunciar “presente” cuando escuchaban el nombre de su barrio.
Paralelamente, debajo de la pasarela ubicada en el inicio de la avenida Simón Bolívar, un grupo de gente bloqueó en apoyo al No del 21F de forma pacífica. Sin embargo, su protesta fue interrumpida cuando efectivos policiales les obligaron a abrir paso a la marcha oficialista, que se dirigía hacia la avenida Camacho.
Al pasar por el lugar, la movilización masista fue recibida por insultos de los activistas por el No.
Ambos bandos se empujaron y agredieron verbalmente por lo que la Policía intervino y respondió con gas pimienta.
El grueso de la movilización se unió nuevamente y avanzó hacia la avenida Camacho, pero nuevamente fueron insultados, esta vez por vecinos que salían de sus casas o estaban en paso.
Al avanzar, los marchistas recitaban los estribillos que supuestamente fueron ensayados el fin de semana, según las denuncias. “Nadie se rinde, ¿qué queremos? Evo de nuevo” y “Tiembla imperialista, que América Latina se vuelve socialista”, eran algunos de los cantos.
Al acercarse a la calle Federico Zuazo, un dirigente que lideraba la movilización le dijo a un policía que controlaba el tráfico que “iban a necesitar por allí”. Ante aquello, el efectivo se comunicó por handie e inmediatamente desvió los vehículos hacia otra calle alterna para que la movilización pudiera pasar.
La marcha llegó a la plaza San Francisco en medio de ataques verbales de los transeúntes. Allí, la tarima, en la que se leía la leyenda “Bolivia dijo Sí”, los esperaba.
La concentración apenas llegaba a cubrir la mitad del lugar. Los activistas que usaban la bandera marítima como poncho animaban a los marchistas con música y baile.
Denuncias de funcionarios
“Nos hicieron escribir nuestro nombre y firmar un cuaderno antes de salir de la institución, para no hacerse pillar la lista de asistencia afuera”, cita uno de los mensajes de WhatsApp de un funcionario de un ministerio.
Otros informantes aseguraron que un día antes les prohibieron dar declaraciones a la prensa, decir que son funcionarios y evitar llevar credenciales o distintivos de las entidades estatales.
“Recién vamos a salir” decía otro mensaje enviado cerca de las 11:00. Este último texto confirmó lo que pasó después. Cerca de las 11:30, centenares de marchistas, que vestían poleras con el lema “Evo 2025” y llevaban banderas del MAS, llegaron a San Francisco.
Pero algo diferenciaba a esta marcha de la anterior. La primera se caracterizó por cantos eufóricos de estribillos de apoyo al oficialismo y hasta se enfrentó con los defensores del No.
Esta caravana, en cambio, estaba conformada por gente que caminaba con la cabeza agachada, que tenía el rostro apesadumbrado y que se escondía cada vez que estaba ante una cámara. Tampoco cantaban estribillos, caminaba en silencio.
Cuando empezó el acto central en el que participaron los ministros de Desarrollo Productivo y Cultura, Eugenio Rojas y Wilma Alanoca, respectivamente, sólo los marchistas que se ubicaron al frente de la testera se mantuvieron atentos. El resto, más de la mitad de los movilizados, se recostó en el césped de las jardineras para descansar; otros charlaban y otros buscaban algo de comer. No prestaban atención a Jesús Vera, presidente de la Fejuve o Gloria Aguado, dirigente cocalera, ni a los ministros que emitieron emotivos discursos de proclamación del presidente Morales.
Luego de una hora, algunos manifestantes se retiraron pese a que el evento continuaba. Esto dejó menos de la mitad de asistentes en la plaza. El resto terminó de irse cuando una lluvia suave cayó sobre la ciudad.
Poco a poco, los transeúntes y vehículos del transporte público retomaron el control de la plaza San Francisco y las calles cercanas. Una testera, que aún ofrecía un espectáculo musical a unos pocos ciudadanos que pasaban por el lugar, fue el único testigo que quedó de la movilización y concentración de apoyo al Jefe de Estado.
Fuente: Página Siete